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miércoles, 30 de marzo de 2011

BASILEA III

Todos hemos oído algo sobre este acuerdo que se ha llevado acabo el año pasado pero seguro que desconocéis de donde surge y que pretende.
Por eso os voy a intentar que os quede claro en este post que he realizado y así podáis conocer lo que quiere este acuerdo.


En primer lugar comentaros que Basilea III tiene su origen en Basilea I que es un acuerdo que se llevo a cabo en  1988 
Este comité estaba  compuesto por los gobernadores de los bancos centrales de Alemania Bélgica CanadáEspañaEE.UU, FranciaItaliaJapónLuxemburgoHolanda, el Reino UnidoSuecia y Suiza
Se trataba de un conjunto de recomendaciones para establecer un capital mínimo que debía tener una entidad bancaria en función de los riesgos que afrontaba. Pero este acuerdo tiene una limitación ya que es insensible a las variaciones de riesgo y que ignora una dimensión esencial: la de la calidad crediticia y, por lo tanto, la diversa probabilidad de incumplimiento de los distintos prestatarios. Es decir, consideraba que todos los créditos tenían la misma probabilidad de incumplirse.
Basilea II es el segundo de los Acuerdos de Basilea. Dichos acuerdos consisten en recomendaciones sobre la legislación y regulación bancaria y son emitidos por el Comité de supervisión bancaria de Basilea. El propósito de Basilea II, publicado inicialmente en junio de 2004, es la creación de un estándar internacional que sirva de referencia a los reguladores bancarios, con objeto de establecer los requerimientos de capital necesarios, para asegurar la protección de las entidades frente a los riesgos financieros y operativos.


Después de explicaros de donde provienen los acuerdos de Basilea voy a centrarme en el acuerdo de Basilea III.

Basilea III es un acuerdo histórico entre los bancos centrales y los supervisores, para reforzar la solvencia y liquidez de las entidades de crédito. El objetivo de la nueva normativa es evitar crisis financieras como la que hemos vivido en estos dos últimos años, o si se produce, que sean las propias entidades las que asuman las pérdidas,  no los bancos centrales y los impuestos de los ciudadanos.
Este acuerdo trata, fundamentalmente, de que los bancos cuenten con más y mejor capital. 
Por un lado, se exigirá más capital directamente, a través de mayores requerimientos respecto a riesgos y 
exposiciones e, indirectamente, a través de una ratio de apalancamiento y de unos colchones de capital para usar en situaciones de crisis. Por otra parte, se exigirá capital de mayor calidad a través de las reservas.



MEDIDAS TOMADAS EN BASILEA III.

  • Bajo Basilea III, el ratio de capital total estructural Tier 1 se fija en 6%, con un capital central Tier 1 de 4.5 por ciento.La implantación de las reglas de nuevo capital estructural comenzará en enero del 2013. Las normas estarán plenamente en vigencia en enero del 2015.                                                          El Tier 1 es un ratio que mide la fortaleza de una entidad, y está compuesto por el capital básico, formado principalmente de acciones ordinarias y utilidades no distribuidas. Pero también puede incluir las participaciones preferentes perpetuas y otras inversiones del banco
  • Basilea III introduce un colchón de conservación de capital de 2.5% que se suma al capital estructural Tier 1. Cualquier banco que no cumpla con este amortiguador o colchón se enfrenta restricciones de supervisores en pagos como dividendos, recompras de acciones y bonos a ejecutivos.                      El nuevo colchón tendrá que estar compuesto de acciones comunes. El colchón será introducido paulatinamente desde enero del 2016 y estará en vigor en enero del 2019.
  • El nuevo colchón se establece entre el 0 y el 2.5% en acciones comunes u otro capital capaz de absorber pérdidas.El objetivo del colchón es forzar a los bancos a tener un respaldo adicional cuando los supervisores vean un crédito excesivo en el sistema que amenace con generar morosidad.
  • Requisitos de liquidez: busca asegurar que los bancos cuentan con suficiente efectivo o equivalentes de efectivo para salir del apuro de un golpe muy severo de corto plazo y de condiciones menos severas en el mediano a largo plazo.
Muchas entidades ya están forzando cumplir las nuevas exigencias, ya que los que no lo cumplan sufrirán consecuencias graves. En mi opinión deciros que para los pequeños bancos o cajas esto será un gran esfuerzo pero en cambio para los bancos centrales esto sera un mero trámite.

Aunque el ciudadano de a pie crea que esto no va con él, lo cierto es que sí que va y mucho. Para adaptarse a la nueva situación, las entidades de crédito van a tener que cambiar su modelo de negocio, de tal manera que en líneas generales, retribuirán menos por los depósitos y cobrarán más por el dinero que presten, así como por los servicios bancarios tradicionales. Al mismo tiempo los accionistas podrán encontrarse con  ampliaciones de capital así como recortes en los dividendos, que  pueden hacer caer sus cotizaciones. Ante esta situación el inversor no deberá sorprenderse de que las entidades financieras españolas intenten captar sus ahorros para su capital propio, en lugar de hacerles las recomendaciones más atractivas para obtener buenas rentabilidades a sus patrimonios, en los mercados de capitales internacionales.

Las ganadoras serán las gestoras internacionales que comercializan sus productos en nuestro país, dado que sólo ellas intentarán buscar los activos más rentables para los inversores en los distintos mercados internacionales. De hecho los últimos datos conocidos reflejan que van ganando cuota de mercado en fondos de inversión a las gestores nacionales, tendencia que seguirá  en aumento, a medida que pasen los meses y los años. El inversor español se ha despertado, yo diría de golpe, con la crisis financiera que aún están intentando resolver, y eso le ha convertido en una persona más exigente, que contrasta información, para detectar quienes realmente le recomiendan lo mejor para obtener mayores rentabilidades.

BIBLIOGRAFÍA.




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